El perro

31 Oct

Celebrando el espíritu festivo de esta temporada, un pequeño cuento.

-Apenas puedo creer el precio que pagué por esta enorme mansión- dijo don Roberto, mientras desempacaba sus pertenencias en su nueva morada. Aquella vieja y enorme casona había estado en venta por bastante tiempo, sin que nadie hiciera una oferta por ella.

Don Roberto, un escritor solitario, necesitaba un lugar silencioso para poder terminar sus obras incompletas. La vieja casona representaba un recinto ideal. -Pobres diablos supersticiosos, ¡mira que no querer esta enorme propiedad por estar al lado de un cementerio!- se decía don Roberto a si mismo, mientras se regodeaba de la excelente compra que había realizado. -Por fin podré terminar mis obras en este lugar tan tranquilo y callado-

Una vez instalado, don Roberto se dió prisa y puso manos a la obra. Él gustaba de escribir por largos períodos ininterrumpidos y frecuentemente la noche lo sorprendía laborando. Fue precisamente en una noche, cuando se percató que la finca no sería el templo del silencio que él creía, ya que justo bajo su ventana, un perro blanco pasaría las noches ladrándole a su propia sombra.

Las primeras noches, don Roberto trató de ignorar los molestos ruidos de su indeseado compañero callejero. -Algún día tendrá que cansarse la pobre bestia- se decía para convencerse a si mismo que la paz regresaría.

Pasaron un par de semanas, y lo que en primera instancia eran unos ladridos en la lejanía, para don Roberto se convirtieron en su tormento personal. Justo cuando el perro comenzaba a ladrar, él bajaba la pluma y dejaba de escribir, puesto que lo invadía un odio profundo hacia aquel que le molestaba. No podía pensar en nada más que en la recurrente pregunta: ¡¿A qué malditas horas se callará ese animal infernal?!

Conforme más tiempo transcurría, don Roberto hacía crecer dentro de si un odio terrible, siempre temeroso de que se ocultara el sol y su tormentor comenzara a hacer ruido toda la noche. Perdió la inspiración para escribir y al mismo tiempo desarrolló insomnio, con lo que se privaba del descanso reparador, necesario para amanecer fresco al día siguiente.

Poco a poco, se obsesionaba más con su molesto vecino, lo observaba durante largas horas en la noche, mientras ladraba furioso y protector a la nada. -¡Esta bestia ha perdido la razón! ya no puedo más, debo encontrar una solución para poder incorporarme a mis actividades, tengo dos meses de atraso en mis publicaciones y no permitiré que este animal endiablado se interponga en mi camino- Dijo don Roberto mientras empuñaba con furia y mordía sus propios dientes.

Al día siguiente encontró la solución, envenenaría al indeseado para que éste le dejara en paz. -Detesto hacer esto, pero es la única manera en que podré tener paz- Se dijo para tranquilizarse mientras buscaba en el ático el veneno para roedores. Antes de que cayera la noche, don Roberto salió de su casa. Helado por los fríos vientos de octubre y estando acostumbrado a escribir junto a la chimenea, regresó por su largo abrigo negro y una desgastada bufanda, único regalo existente de su difunta esposa, para salir a buscar a al molesto perro.

El semblante del escritor era lúgubre y decidido. Sabía que para poder tener la tan anhelada paz, debía dar ese paso. -¡Es solo un animal! seguramente lo sacaré de su miseria-. Cuando encontró al perro, este le movió la cola y salió a su encuentro, como si de un amigo entrañable se tratara. Don Roberto lo contempló un poco, con su mirada fria y penetrante y el perro lo único que hizo fué echarse junto con el mientras movía alegremente la cola.

Por un instante, titubeó, pero decidido a encontrar descanso, le acercó una hogaza de pan, repleta del funesto raticida. El perro le dió una mirada al escritor, hubo un minuto de silencio y acto seguido lo engulló rápidamente. -Se nota que tenía hambre, ¡pobre animal! al fin de cuentas lo he ayudado más de lo que el mismo se imagina- Dijo para si, tratando de moralizar su acto.

El escritor decidió regresar rápidamente a su casa, para no presenciar el momento de la muerte. Además tenía mucho que festejar ya que por fin podría volver a dormir y terminar sus escritos pendientes. Solo un leve murmullo de conciencia le molestaba mientras se dirigía con ágil paso a su lúbugre morada.

Al entrar, don Roberto corrió a su escritorio colocado cómodamente junto a la chimenea y al lado de la ventana que da hacia la calle donde el perro solía dar su estruendoso espectáculo. Se preparó una enorme taza de chocolate caliente y comenzó a escribir. -¡Esta noche no dormiré, será un festejo productivo por la paz que por fin puedo tener!-

Cayó la noche y tal como había sido previsto, era la más callada que había tenido en mucho tiempo. Fue tan espectral el silencio, que se podía escuchar el crujir de la vieja madera y las hojas golpeando suavemente las ventanas al desprenderse de los árboles. Todo iba maravillosamente, don Roberto miraba incansablemente la calle en busca del molesto invasor, pero no encontraba rastros de el, solo silencio y una noche oscurísima en ausencia de la luna.

Fue entonces que con horror vio las temibles sobras que salían del cementerio. Don Roberto presenció la marcha de mil sombras de ánimas atormentadas que se dirigían con paso lento pero seguro a su morada. Inmediatamente don Roberto salió disparado de su asiento y tomó una vela para ir a observar desde otra habitación los sucesos que incrédulo estaba presenciando. En ese momento escuchó golpear su puerta son temible fuerza, seguido de un horrible chirrido de bisagras producto del terrible impacto.

Con el corazón desbordante, corrió hacia la habitación más alejada de la casona, se atrancó tras una pesada puerta de roble y miró horrorizado por la ventana, como la finca era rodeada por una horada de sombras deformes. En medio del pánico, el escritor recordó que ya había tenido un encuentro con el perro blanco en ocasiones pasadas, su difunta esposa le comentaba como cuando iba al parque en ocasiones la seguía un amable perro blanco que solo se apartaba de su lado cuando ella entraba a casa. También recordó que durante su funeral, apareció un misterioso perro que se echó junto a la tumba, y no permitió que nadie se le acercase, como si la estuviera guardando.

Don Roberto, con lágrimas en sus ojos tomó papel y pluma y se apuro a redactar la siguiente carta:

«¡Vienen por mi!, puedo verlo ahora que ya es muy tarde. La horda de sombras de demonios y ánimas en pena clama por mi. ¿Cómo he sido tan ciego?. Juzgué a los habitantes de estos rumbos de supersticiosos y ahora me toca pagar el precio.

Puedo escucharlos gemir y lamentarse, ¡Esto es horrible! los muertos me arrastrarán al mundo de las sobras y no hay mucho que pueda hacer. ¡Claman por mi carne y mi sangre caliente!. Ya puedo escucharlos entrando a mi casa, lentamente subiendo las escaleras, atraídos por mi aroma.

¿Cómo he fallado en verlo? en mi intento por tener paz asesiné a aquel guardián que mantenía a raya a mis adversarios, es por ello que toda la noche ladraba, estaba resguardándome de este terrible destino. Ahora que se ha ido, he manchado mis manos con su sangre y he de pagar el precio por ello.

¡Ya han entrado el repartidor, ay de mi! es cuestión de minutos para que derriben la puerta y me arrástren al inframundo con ellos. Solo espero que en el otro mundo pueda reunirme con mi esposa y poder pedir perdón cara a cara al noble espíritu que me resguardó y no supe valorar.»

Al día siguiente, fué encontrado muerto don Roberto atrancado en el cuarto más recóndito de su casa. Su cuerpo yacía inmóvil en el suelo y su cara color grisácea acentuaba más los penetrantes ojos abiertos del escritor. El médico del pueblo lo pronunció muerto y dijo que la causa era un ataque de pánico que derivó en un infarto.

Jamás se encontraron rastros de que la casa hubiera sido forzada, unos dicen que se volvió loco por soledad, otros que se suicidó por su tristeza. Sin embargo otros más, reportan que el día de su funeral al atardecer un enorme perro de color negro se postró sobre su tumba y no hubo poder humano que lo moviera en 3 días. Por lo cual el rumor de que don Roberto fué arrastrado al infierno, cobró importancia de entre los habitantes de este pueblo olvidado.

Tu amistad

7 Sep

Aún recuerdo cuando nos hicimos amigos, tendríamos 14 años en aquel entonces. Recuerdo que creí que entrar en esa nueva escuela me dificultaría hacer nuevas amistades, pero el hecho de conocerte me provó equivocado.

Tu y yo fuimos inseparables desde casi el primer día y rápidamente ocupaste el puesto de «mi mejor amigo». No me cuesta nada de trabajo recordar esos días, donde pasabas toda la tarde en mi casa jugando videojuegos, usando la computadora o simplemente yendo conmigo a hacer alguna estupidez propia de la edad.

Recuerdo que te ayudaba a hacer tus tareas y tu me ayudabas a conquistar a la niña que me gustaba, también recuerdo que te acompañaba de regreso a tu casa a las 11 de la noche en punto, solo para poder conversar un rato más contigo. ¡Ah que tiempos aquellos! eras como un hermano para mi.

No se si la situación financiera de mi casa era un poco más holgada que la tuya, o simplemente era un niño más consentido, pero recuerdo que tenía algunas cosas que tu no, pero te las prestaba sin ningún problema. Incluso llegabas a instalar juegos en mi computadora que yo no disfrutaba y tu jugabas en ella por largos períodos mientras yo me iba a hacer otra cosa en la casa. Pero eso lo hacía con gusto, porque disfrutaba de tu compañía, aunque a veces estuvieras un tanto lejos de mi. Es más, hasta fuiste el invitado de honor en un viaje estrictamente familiar. Tal era nuestra cercanía.

El tiempo pasó y seguimos siendo amigos, hasta aquel terrible día en el que decidiste dejarme de hablar. Jamás supe el por qué exactametne, pero intuímos que la carrilla del grupo se había vuelto demasiado pesada para soportarse. Yo tampoco estaba muy agusto con la mecánica de llevarnos tan fuerte en nuestro grupo de amigos, pero de alguna manera me dejé llevar, al igual que tu. Pero tu te alejaste primero.

Así como eso fué muy amargo para mi, también representó mucha felicidad cuando volviste a mi vida, así tal cual, como si nada hubiera pasado. Puedo sentir lo que sentí aquel día, un enorme felicidad de recuperar a mi mejor amigo. Aunque ya hubiera pasado 1 año sin tu presencia, fuiste bien recibido y tus motivos jamás fueron cuestionados.

Tu siempre fuiste muy trabajador, te labraste tu propio camino desde la preparatoria. Jamás dejaste de trabajar y de buscarte un mejor futuro y eso siempre te lo admiré en secreto. Sin embargo, a veces trabajabas demasiado y no obtenías los resultados deseados porque estudiabas en una universidad particular y reconocida y tu trabajo no era el mejor remunerado precisamente. Aún así no te rendías y seguías trabajando.

Durante tus años difíciles traté de proporcionarte ayuda y tal fué así que te llevé a la universidad durante todo un año, aunque tu me hacías llegar tarde y fumabas en mi carro (lo cual detestaba) jamás dejé de prestarte el servicio, puesto que me preocupaba por ti.

Llevarte no era lo único que hacía por ti, también te apoyaba emocionalmente, tal como tu lo hacías conmigo. Realmente era una buena relación la de nosotros ¿no lo crees?

Un día mi madre me dijo: «hijo, tengo la impresión de que tus amigos solo te usan, se la pasan aqui todo el día, usando tu computadora, viendo tu tele y haciendo cosas que veo que a ti no te gustan». Esto me enojó muchísimo, porque yo creí conocerte y ponía mis manos al fuego por ti. El hecho de que mi propia madre hubiera siquiera insinuado que no eras leal, era suficiente para hacerme rabiar.

El tiempo pasó y nuestra situación cambió, cuando mi madre enfermó dejé de ser el amigo fiestero y despreocupado y me convertí en el amigo melancólico y sin dinero para gastar. Tu también cambiaste, justo en esa época, te convertiste en el hombre exitoso que siempre deseaste. De un día para otro, cambiaste tu primer automóvil por un último modelo, terminaste con tus deudas y comenzaste a vivir la vida por la que siempre te esforzaste, mientras que yo viví mi temporada más oscura.

Tu nuevo estilo de vida te hizo de nuevos amigos, más ad hoc a tu nueva personalidad. Amigos fiesteros, con dinero y despreocupados, pero no solo tu hiciste amigos, yo también, aunque los míos eran mucho más jóvenes y no combinaban con el mundo de los antros, las mujeres y los autos lujosos. Lentamente comenzamos a separarnos, yo detestaba la gente a la que tu llamabas amigos y tu también lo hacías con los mios.

Nuestra relación jamás volvió a ser como antes y después de estar algo distanciados, recuerdo que fué tu cumpleaños en el año 2009, mismo al que no fuí invitado. Seguramente porque sabías que no disfrutaba de los antros ni de quemar dinero como si no hubiera un mañana o tal vez simplemente ya no te caía tan bien, no lo se. No puedo olvidar la fecha, porque ese año mi madre pasó la mitad del tiempo en hospitales y ese día de septiembre en particular yo había pasado 3 noches al hilo con ella.

Recuerdo que salí de una noche en vela en el hospital, sucio, triste y con el espíritu quebrado, pero recordé tu cumpleaños, no podía olvidarme de mi mejor amigo (aunque tu siempre olvidaste los mios). Así que antes de llegar a mi casa, antes de bañarme y antes de desayunar decidí pasar a visitarte. Me abriste con la peor cara que me ha recibido alguien, pues estabas crudo y creo que te habías golpeado la noche anterior por estar en la fiesta. Yo intenté hacer un chiste a tus costillas, pero no lo tomaste muy bien, solo te dormiste en el sillón frente a mi, mientras hablaba con tu madre y tus hermanos.

Jamás olvidaré ese detalle, no solo no estabas conmigo cuando te necesité, tampoco valoraste mi tiempo ni el enorme esfuerzo que hice por visitarte. Solo me ignoraste y te ofendiste por hacer un comentario sobre tu diente roto. Ese día ya no pude considerarte como uno de mis mejores amigos, no solo por ese detalle tan pequeño, sino porque me dí cuenta que estaba pasando por mi momento más oscuro y tu solo decidiste ignorar mi sufrimiento.

Después de que mi madre murió, te cité en mi casa y tu pedí una explicación por tus actos. Recuerdo que me dijiste que no tenías nada en contra mía y que solo considerabas que nuestras prioridades habían cambiado, pero que seguíamos siendo amigos. Después lloré rabiosamente y te pedí que no me dejaras solo, que te necesitaba. Tu respondiste «voy a buscarme un tiempo para estar contigo y para quedarme a dormir de vez en cuando, te late?». Yo estaba feliz porque creí que habíamos arreglado cualquier problema que había entre nosotros. Pero nunca volviste, me dejaste solo, dejaste que afrontara ese proceso por mi cuenta, dejaste que me mudara de casa sin contar con tu ayuda y rompiste tu promesa.

Esa fué la última vez que te vi como mi amigo, no puedo creer que no hayas estado a la altura cuando yo protegí tu espalda tantas veces, todo porque tu nuevo estilo de vida no podría contemplar ser amigo de alguien como en lo que me convertí.

Luchar contra los zergs

6 Ago

Este de ninguna manera es un post sobre estrategias para vencer a los Zergs, la raza alienígena insectoide del juego Starcraft, más bien pretende ser una analogía de la vida misma.

Para comenzar, para los que no conozcan el juego, Starcraft es un juego de estrategia que se basa en un simple principio: Matar o morir. En este juego tienes que construir ejercitos para destruir al oponente, y para poder generar ejércitos poderosos tienes que tener una infraestructura sólida de recursos, edificaciones (tanto militares como de procesamiento de recursos) y por supuesto una estrategia para vencer a los oponentes.

En este juego hay 3 razas; los terrans (que son humanos), los protoss, una raza de extraterrestres que usan alta tecnología y los Zergs, que son como insectos/gusanos/murciélagos alienígenas bastante asquerosos y de pinta malvada.

De las 3 razas, a mi juicio, el que más infunde terror al ser atacado por ellos, son los Zerg, puesto que llegan en oleadas impresionantes y suelen ser la raza más difícil de erradicar porque consumen pocos recursos y tienen alta capacidad de movilidad.

Aqui es donde comienzan los cruces con la vida real. Al comenzar el juego, nadie te ataca, solo tienes que juntar provisiones y comenzar a construir tu base de operaciones. Pero al poco tiempo, los enemigos comenzarán a enviar horda tras horda, de atacantes cada vez más fuertes.

En un principio, dedicarte a construir y planear tu «aldea» es relativamente sencillo, solo se requiere un poco de planeación, medir espacios y llenarte los bolsillos de recursos naturales. El problema comienza cuando los ataques dan inicio. Cuando el enemigo te ataca, regularmente solo puedes pensar en defenderte con todo lo que tienes, así que se hacen movilizaciones de tropas y se presta mucha atención a la batalla por si hay que cambiar de infantería o realizar los movimientos oportunos en la pelea con tal de salir airoso.

El problema principal radica, en que cada vez que te atacan, dejas de producir nuevas tropas. Esto no es un «candado» del programa, es más bien una condición humana, que hace increíblemente difícil coordinar 2 tareas distintas al mismo tiempo. No digamos enfrentarte a guerra en 2 frentes, porque la tarea de producir nuevas tropas pasa a ser tragada por el olvido.

Después de resistir un ataque, te das cuenta que no tienes ejército para resistir un nuevo ataque y que te encuentras vulnerable. Es aquí donde los malditos Zergs suelen volver a aparecer, justo después de un ataque aplastante, para reducirte a cenizas.

Si eres lo suficientemente hábil, tal vez puedas volver a resistir un segundo o tercer embate de ellos, pero si no te dedicas a formar nuevos ejércitos, estarás muerto en poco tiempo. La cuestión es ¿en qué momento hacerlos, si estás tratando de sobrevivir a los ataques presentes?

Esto se vuelve más sencillo si juegas en modo cooperativo y cuando estás en peligro un amigo tuyo acude al rescate, pero si estás por tu cuenta… bueno la historia es diferente.

El momento temido, es cuando te das cuenta que ya no tienes recuersos (indispensables para formar nuevos ejércitos y construcciones), cuentas con un ejército de paupérrimas unidades y tus odiosos enemigos Zerg, tienen el mapa completamente adueñado, con una infinidad de tropas y recursos y anque tengas mucho tiempo por delante, sabes que el juego ha sido comprometido, ya no hay manera de ganar, puesto que se pasó el punto de no retorno.

En la vida real, también tenemos recursos y también hay una etapa de planeación (usualmente toma 18 años de estudio) y por supuesto también tenemos los embates de los Zerg, por supuesto no de manera literal, sino como crisis que pasamos en la vida, como enfermedades, muertes y separaciones, pérdida de recursos, depresiones, etcétera. Lo más divertido es que a veces pueden atacar varias al mismo tiempo y probablemente te paso lo mismo que en Starcraft, por estar concentrado en sobrellevar la situación, te olvidarás de formar nuevos ejércitos para pelear.

No intento sonar pesimista ni derrotista, solo me he dado cuenta haciendo extensas retrospectivas (usualmente antes de dormir y alimentándose de mi insomnio), que he sido atacado por los malditos Zergs demasiadas veces en la vida, para lo cual he estado preparado física y mentalmente, pero durante esos períodos de tiempo, no pude dedicarme a preparar mis ejércitos para las batallas futuras.

El primer error fué creer que me enfrentaría a los Zergs cuando fuera un adulto de 45 años, jamás pensé que llegarían cuando tenía veintitantos, el segundo error fué pensar que la guerra con ellos sería rápida y relampagueante y el tercer error fué creer que no lucharía a 2 o 3 frentes contra ellos. ¡Qué iluso!

La cereza del pastel la conforman las fuerzas aliadas, yo siempre creí que mis aliados lucharían a mi lado con bravura y determinación, pero en realidad y al final de las cuentas fueron solo unos pocos (los cuales tendrán mi gratitud eterna) los que pelearon a mi lado, aunque no fué suficiente considerando el poder de mis adversarios y el tiempo que duró el asedio.

Hoy en día puedo decir con cierto grado de orgullo, que sobreviví a los Zergs, pero quedé devastado, sin recursos, sin aliados y sin infraestructura. Hoy por hoy mi clan es reducido a muy pocas personas, que curiosamente están en la misma situación que yo; devastados por los Zergs.

Las preguntas que me quitan el sueño noche tras noche son ¿Acaso el juego ya está decidido? ¿Cuándo volverán a atacar los Zergs? ¿Cómo puedo formar nuevas tropas sin recursos? ¿Dónde diablos están los recursos? No tengo la respuesta a ninguna de estas preguntas, solo se que hoy por hoy, no estoy produciendo nuevos ejércitos y que los Zergs son implacables, estoy a merced de ellos, de como y cuando decidan atacar.

Y todavía la gente se da el lujo de decirme ¿y por qué eres tan pesimista y ácido? yo solo contesto para mi interior: Yo estoy jugando solo y en modo imposible, tu juego es un paseo en el parque en comparación.

La esencia de mi padre

27 May

La vida está llena de azares, a veces nos ofrece terribles tribulaciones, y en algunas ocasiones también puede regalarnos experiencias extraordinarias. 

Me encontraba en el cine, un lugar que frecuento constantemente tratando de acomodar mi pie esguinzado de manera que fuera confortable poder permanecer en un mismo sitio durante casi 2 horas. Después de unas cuantas volteretas, ajustes y posiciones heterodoxas, conseguí acomodarme plácidamente. 

Pensé que ese día nada sucedería de manera anormal, calculé que vería la película y ocasionalmente me quejaría de alguien pateando mi asiento, tosiendo o realizando actividades que podrían considerarse poco higiénicas (como la última vez, que el sujeto al lado de mi, estaba disfrutando un enorme y suculento banquete de mocos). Sin embargo me equivoqué, nada pudo prepararme para lo que sucedió. 

En frente de mi se sentó una familia, lo cual no es en absoluto extraño de ver, pero lo que sucedió después me sumergió en un estado emocional que pocas veces he experimentado en mi vida. Un señor que rondaba la edad de 70 años (aproximadamente la edad que tendría mi padre si hubiera continuado con vida) usaba la fragancia de mi padre. 

En ese momento lo primero que hice fue inclinarme violentamente sobre mi asiento, como si me hubieran llamado por mi nombre. No lo podía creer, ese sujeto tenía la esencia de mi padre. Verdaderamente fue un momento intenso, porque para empezar yo no estaba consiente de recordar a que olía mi papá. 

Para los que desconozcan, el área del cerebro designada a los aromas y la memoria comparten espacios, por lo que no es poco común que un olor en particular pueda desencadenar una memoria sumamente vívida, Esto fué exactamente lo que me pasó a mi, de pronto pude recordar cuando mi padre llegaba del trabajo, me abrazaba con gusto y yo me prendía de él. Como trabajaba demasiado, los momentos en que convivíamos eran muy cortos, pero eso no impidió que se alojaran en una parte tan profunda de mi que ni siquiera yo sabía que existía.  

Fue un momento de increíble felicidad, como si me hubiera encontrado a un amigo entrañable después de muchos años de no saber de él, pero el momento feliz, inmediatamente se transformó en nostalgia. Mi cuerpo se abalanzó por si solo, como si tratara de encontrar a mi papá, pero inmediatamente mi cerebro pensante tomó el control y me informó; «solo es un aroma y nada más». 

Al verlo, junto a su familia y disfrutando de una película, lo único que pude sentir es rabia. Una horrible rabia de como me ha tocado vivir sucesos que mis pares de edad, ni siquiera están cerca de experimentarlos. Pero al mismo tiempo, una quietud muy extraña de haberme reencontrado con una memoria perdida. 

Así pasé toda la película, lleno de emociones encontradas y experiencias extraordinarias. Mi lado controlador, me advirtió que debía pedirle al extraño que olía como mi padre el nombre de la fragancia que usaba, de esta manera podría realizar «el viaje al pasado» cuantas veces quisiera. Pero no lo hice. 

Decidí dejarlo ir, decidí que esta experiencia era única en la vida y que si intentaba controlarla se haría absurda y ridícula con el tiempo. Ese hombre sin haberlo querido ni planeado, me recordó el amor de mi papá, un sentimiento que tenía enterrado en lo más profundo de mi ser, pero el hecho de ahora ser consiente de ese recuerdo perdido es suficiente para mi. 

La vida puede llegar a ser horrible, las sorpresas negativas están a la orden del día, pero de vez en cuando, los azares de la casualidad pueden alinearse y regalarnos una experiencia pequeña y diminuta de felicidad, son estos momentos los que hacen aguantable la lucha diaria, son estos momentos los que solemos atesorar para siempre. ¿Y qué es la vida si no un montón de momentos atados todos juntos?

La carrera contra la entropía

14 Mar

Todo lo que conocemos, algún día se lo va a llevar el carajo. Si, es una verdad de la cual no podemos escapar, nuestras pertenencias, nuestro cuerpo, el pensamiento colectivo, hasta el sol, las estrellas y el universo algún día se lo va a cargar el payaso y lo más divertido es que no podemos hacer nada más que vivir el momento mientras dura. 

Permítanme retomar el curso del post, no pretendo ser apocalíptico y oscuro. Más bien me gustaría señalar nuestra fijación con la permanencia de las cosas cosas que naturalmente son impermanentes. Cuando de niño mi hermana me traía dulces «del otro lado» yo presentaba un especie de trastorno psicológico divertido, ponía los dulces en un cajón y no les ponía un dedo encima… jamás!. La lógica detrás de esta acción era, que si probaba los dulces y quedaba prendado de su sabor sinigual, no podría satisfacer de nuevo el antojo y me vería condenado a vagar por el mundo, deseando satisfacer mis bajas pasiones dulciles sin éxito alguno (ya que en México no se conseguían esas golosinas), además, el dulce representaba el regalo en si, si me lo comía el regalo desaparecía y ya no tenía nada para después. Ingeniosamente creé un juego mental que me dejó satisfecho «los estoy guardando para una ocasión especial» (aquí es donde se pone macabro, porque ¿qué exactamente es una ocasión especial que amerite celebrar en secrecía comiendo dulces?)

Dicha la sentencia, los dulces fueron condenados al olvido en el cajón de los diez mil misterios, guardados «eternamente» a que esa ocasión especial llegara. Yo era muy joven para comprender el principio de entropía (no tan joven como para no entender el principio de como se echan a perder los alimentos, pero bueno…) así que, cuando años después redescubrí mis dulces preciados, me di cuenta que una extraña fuerza natural los había clamado como suyos. Las etiquetas estabas descoloridas, los dulces goteaban fluídos extraños y había rastros de animales que habían perecido en el intento de comerles (insectos por ejemplo). Todo se había convertido en una masa uniforme, nada agradable a la vista y el destino de esos dulces no pudo ser otro que la basura. 

Jamás pude probarlos!, no supe que sabor tenían, el dinero que mi hermana gastó en comprarlos y transportarlos se fue literalmente a la basura, tuve que ejercer cierto grado de control para no comer esos dulces, el cajón se ensució y tuve que limpiarlo a fondo, varias criaturas perecieron en el futil intento de devorar el néctar prohibido y aparte el costo de almacenamiento de tantos años de un producto que no hizo nada más que estorbar. Todo esto, porque quise preservar un momento bonito inutilmente. Todo esto porque quise ganarle a la entropía. Todo esto, porque no nos gusta estar cocientes de la muerte. 

¿Por qué les digo todo esto? porque quiero decirles que todo tiene una fecha de caducidad mucho más cercana de lo que creemos, solo que nos gusta creer que todo es infinito o que «todo es parte de la gran transformación» solo que cuando algo se transforma pues ya no queda igual (si no, pregúntenle al pastel de chocolate como le fue al pasar por su recto). Estamos obsesionados con hacer un patrimonio, llegar a la vejez, ahorrar un dinerito, tener activos, planificar el universo NO MAMEN! el nivel de control que tenemos es absurdo. 

Yo he estado en todas las situaciones posibles, con y sin trabajo, con y sin dinero, con y sin propiedades y con y sin ingreso y por si fuera poco una mezcla de todas esas, si si si, lo he experimentado todo excepto la pobreza extrema (voy para allá jajaja). Lo único que no puedo olvidar es mi increíble año sabático el legendario 2010, el año que me hizo el terrible hombre que soy. 

Fué el año que murió mi madre, un año de grandes traiciones, un año de decepciones, un año de soledad, pero también un año de libertad, un año de madurez, un año de experimentación, un año de perversión (poquito nomás) un año de ateísmo y sobre todo un año de gran dilapidación patrimonial. Ese año mi pseudónimo fué Rock-Stark porque todos los días eran memorables, viví profundamente el estilo de vida libre, gaste grandes sumas de dinero y salí con muchos amigos y bastantes hembras, me excedí en varias cosas solo para retomar el estilo libre de vicios a finales del año, es decir fué una montaña rusa de emociones y vivencias que me ayudaron a descubrirme.

 ¿Por qué les cuento estas estupideces? Primero, porque hice la elección libre y racionalmente. Quise tomarme un año sabático para liberarme de la terrible presión que fué acompañar a mi madre durante su larga enfermedad y los problemas que tenía con mi negocio en ese entonces. Mucha gente me critico como fué posible que desperdiciara tanto tiempo y dinero en mi mismo, que lo pude haber invertido en otra cosa, pero a la fecha no se me ocurre una mejor inversión que en salud mental. 

Ese año decidí moverme más rápido que la entropía, decidí vivir, decidí dedicarme a mi, decidí tomarme una pausa… y lo logré. Por supuesto que no estoy sugiriendo que vendan todo y se lo gasten todo en mujerzuelas y el alcohol, pero si creo que estamos más allá de las ardillas que almacenan nueces para el invierno. Tenemos que recordar que al igual que mis dulces en el cajón, la entropía se va a llevar todo y ya está jugando, solo es cuestión de ser más rápidos y no dejar que todo el esfuerzo se lo lleve esa temible fuerza de la naturaleza. 

Por poner unos ejemplos cercanos, mi padre murió a sus 50 años, jamás pudo disfrutar de su fama y su creciente fortuna, ni de su hijo pequeño o su dinero «lo estaba guardando para el futuro», un futuro que jamás llegó. Mi madre siempre quiso visitar Europa, pero decía que era mucho dinero, que el dinero se podría necesitar para una emergencia, para hacerles el cuento corto, murió con dinero en el banco. Y por supuesto yo también tengo historias, he perdido cantidades divertidas de dinero invirtiéndolas bajo la premisa de no quererme quedar sin dinero y fue precisamente lo que pasó, a lo que voy es que tenemos poco control de las situaciones y el miedo a perder a veces nos inmoviliza, pero si tenemos la oportunidad de vivir una experiencia que nos llene de vida, vale la pena arriesgarnos, porque la entropía comenzó a jugar incluso antes que nosotros y lleva ventaja por lo que jamás le ganaremos, así que los instantes que podamos robarle son de los que vale la pena construir nuestras vidas, no de planes vacíos que jamás se concretan o plazos que no se cumplen. 

Bagre: Las mentiras que decidimos creer.

5 Feb

Está muy de moda el show de mtv llamado «catfish, mentiras en la red». Debo decir que es un placer culposo mirar los episodios, que si bien parecen totalmente arreglados e irreales he de reconocer que la mecánica que siguen es bastante real. No se a cuantos les haya pasado, pero puedo decir con certeza que más de alguno puede sentirse plenamente identificado e incluso avergonzado cuando ve un capítulo de dicho programa. 

Es con tremenda vergüenza y humor que el día de hoy me atrevo a compartir mi propia historia de como caí en las redes de un bagre, motivado por el mexicanísimo «ysisicierto?», o en otras palabras las ganas de creer ciegamente en algo, a pesar de las pruebas. 

Todo comienza un par de meses después que terminé con mi entonces novia, habíamos tenido una relación muy larga (más de 4 años) y aunque ninguno de los 2 estaba emocionalmente devastado, sabía que retomar el camino del «conquistador» no sería sencillo. A manera de calentamiento y para no desgarrarme un músculo imaginario, sabía que tenía que comenzar a calentar la maquinaria de ligue, que para ese entonces estaba más que oxidada por falta de uso. De esta manera decidí comenzar a buscar mujeres en línea, para ir practicando mi speech y aprender de nuevo, las frases y demás parafernalia pre reproductiva. 

Siendo noble al estereotipo, lo primero que buscaba como buen hombre, es que la dama en cuestión fuera físicamente atractiva. Partiendo de aquí, había que eliminar a los perfiles obviamente falsos y de los que no estaba seguro, solo con pasearse por sus perfiles bastaba para encontrar la trampa. Frases como «rubia caliente deseosa» y «dama de compañía super discreta» delataban obviamente la terrible mentira. Si eso no era suficiente (seguimos en la línea de los perfiles de los que no estaba completamente seguro de su ilegitimidad) el simple hecho de intercambiar unas cuantas palabras bastaba. Por lo regular los perfiles falsos eran terriblemente vulgares, extremadamente amigables o robots manda spam. 

Todo cambió cuando conocí a Laila Evans, la dueña de uno de esos perfiles que no podía asegurar a simple vista si era o no una trampa mortal, así que decidí entablar una conversación para asegurarme. Mi sorpresa fue, que recibí respuesta de una mujer sumamente amable, sin ánimos de mostrarse vulgar ni de hacerme un estudio socioeconómico, lo cual fue bastante refrescante dadas mis previas experiencias con perfiles de ese tipo. 

¿Qué me llamó la atención de Laila?, que era brutalmente hermosa y sus fotografías no parecían ser tomadas de una página porno. Aunque era muy atractiva, la naturaleza de las fotos era casual y juguetona. La experiencia se sintió similar a encontrarse un billete en el fondo de un bolsillo de una chamarra vieja. Juzguen ustedes mismos: 

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 Laila y yo comenzamos a platicar e inmediatamente hicimos click. Era simpática, abierta, con un gran sentido del humor y lo más importante estaba dispuesta a seguir conociéndome. 

Comenzamos una relación de amistad, todos los días hablábamos un par de horas y como es natural, nuestra atracción fué creciendo. Yo a estas alturas pensaba que me había ganado la lotería, que solo era cuestión de no cometer errores y machacarla con mi poderosa personalidad. Siempre he tendido a ser bastante simplista y ególatra como podrán darse cuenta. 

Todas las dudas que tenía sobre ella me fueron resultas, su raza fuera de lo común era herencia de sus padres Europeos, su amabilidad hacía mi era fruto de tantos «idiotas» que la cortejaban solo por su físico, y de esta manera una larga lista de etcéteras. Yo estaba totalmente hipnotizado por esta mujer, hubiera cruzado el mar por ella y hubiera peleado 100,000 batallas en su nombre. 

Llegó el día de soltarle «el chingadazo», quería conocerla en persona. Es aquí donde se comienza a poner siniestro. Me explicó que ella ya no vivía en Guadalajara, por un problema que había tenido con su ex novio. Al parecer, las mujeres bonitas son acechadas por novios psicóticos (casi todas las mujeres decentemente atractivas que conozco, se han quejado de un ex violento, aunque sean sucias mentiras). Me contó la historia más maravillosa del mundo, como toda su familia se tuvo que ir a vivir a …. creo que baja california, no recuerdo con exactitud, por culpa de este personaje violento y pudiente. Me explicó como su exnovio pertenecía a una logia secreta judía y pudiente y que no descansaría hasta vengarse de ella por haberlo despechado. 

En ese momento tuve sentimientos cruzados, mi parte lógica inmediatamente me puso un freno de emergencia, todo mi hemisferio izquierdo me gritó fuértemente «esto es mentira», «esto es otra trampa». Debido a la reacción violenta que tuvo mi cerebro, decidí hacer una reunión con otros órganos importantes; El corazón me dijo «por qué habría de mentir», el estómago me dijo «siento agradable saber que la puedo rescatar», mi espíritu me dijo «para eso has entrenado tanto ¿no?» y mis gónadas gritaron como marcado acento de retrasado mental «la deseooooooooooooooooooo». Desde ese entonces, mi cerebro se indignó y decidió no volverme a hablar. 

Me tragué la historia fantástica como si fueran 5 de pastor con todo y aunque las palabras de mi hemisferio izquierdo seguían haciendo eco en mi ser, decidí investigar un poco más. Decidí pedirle más fotografías, a lo que ella respondió con estas: 

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Aqui de nuevo me sentí turbado, su rostro ¡¡¡había cambiado!!!, pero como mi cerebro estaba enojadito conmigo, no pude darme cuenta de ello. Me sentí un poco más tranquilo por unos días, pero esas gónadas retrasadas mías daban mucha lata. Ahora fuí más allá y le pedí que me hiciera una videollamada. Ella se negó, diciéndome que su cámara no servía, pero que en cuanto pudiera la arreglaría. Para resarcir el daño emocional causado, ella decidió mandarme pistas de audio con su voz, una suave y delicada voz que me estremecía. Mi cerebro ya se había ido de viaje a Hawaii, dejó dicho que cuando estuviera llorando como mujerzuela no le molestara. 

Las cosas siguieron su curso natural y nos hicimos ciber-novios, día agridulce puesto que la tenía y no la tenía, era mía sin serlo. Aquí comenzó la etapa de las llamadas telefónicas, aunque el número del cual ingresaban no correspondía al área donde decía que estaba. Cuando le preguntaba por ello, me decía que así pasaba con los teléfonos públicos. Mi cerebro estaba muy agusto disfrutando de sus vacaciones en una hamaca, tomándose una piña colada y viendo los volcanes de Hawaii. 

La relación siguió avanzando, hacíamos videollamada, ella me veía y escuchaba y yo solo podía oír su melodiosa voz, por aquello de que su cámara no funcionaba. A su vez, la historia de su exno vio loco se hacía más y más oscura; habían predicho la muerte de mi novia en la logia secreta judía, ella siguió con el a pesar de eso porque lo amaba. La policía no podía hacer nada porque todos estaban coludidos con la la logia y ella sabía que estaba viviendo sus últimos momentos, pero daba gracias al cielo por tenerme en sus últimos momentos.

Ese día regresó mi cerebro a salvar el día, no le importó que yo fuera un estúpido, ni que le hiciera más caso a mis gónadas con retraso mental, el regresó porque me ama de verdad, regresó a impartir justicia, regresó a salvarme. 

Una vez en mis 5 sentidos, me di cuenta de todas las mentiras SUMAMENTE OBVIAS en las que caí como quinceañero en calentura. Así que idee un plan para atraparla con evidencias. Instalé un programa para rastrear ip’s, averigué los códigos de área dle país, me metí a la base del ITESO para buscarla (supuestamente era su alma mater) y busqué su nombre por donde pude. 

En la noche la enfrenté, le dije que era momento de saber la verdad, le dije que sabía que estaba en León por su IP y los códigos del teléfono, sabía que ninguna Laila Evans jamás había estudiado en el ITESO y le dije que tampoco aparecía en ningún otro lado. Ella se confesó inmediatamente. 

La historia verdadera es de una chica común, de la cual he olvidado el nombre. Devastada por el rompimiento con su novio (uno bastante normal por cierto, no el demonio de la logia antes descrito), crea un perfil falso para monitorearlo y sacarle información confidencial. En el inter me conoce a mi, y sin pensar que pasaría de un solo día decide seguir la charla. Para este punto yo resulté bastante interesante y atractivo (modestia aparte por supuesto) y pues tuvo que crear una personalidad fantástica, para una chica de ficción. 

Según ella, conoce a una de las mujeres de las fotografías y hasta se ofreció a ciber-presentármela pero advirtiéndome que era bastante clasista, alzada y …. una completa perra (haciendo honor al estereotipo). Yo me negué, puesto que si bien me atrajo yo me enamoré del personaje. Digamos que mi amor estaba disociado, entre el físico de una, las palabras de la otra y el picante de la historia inventada, que la hacía atractiva y misteriosa. 

Jamás voy a olvidar a Laila Evans, pero la otra chica, la real, hace tiempo que se borró completamente, no recuerdo su nombre, ni su fecha de nacimiento, no recuerdo lo que pasó después de desenmascararla y la verdad ni me quita el sueño. Esto me enseñó la importancia que juega en los humanos la fantasía, como podemos perdernos en ella y vivir ahí por mucho tiempo. Pero también me enseñó que jamás debemos pelearnos con nuestro cerebro, el ve el mundo tal y como es y es preferible vivir en el mundo hostil y real que engañados en la fantasía. 

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Creo en dios, porque soy un irresponsable

12 Jul

Recientemente tuve un conflicto familiar por mi forma de pensar. Nada que un ateo no esté acostumbrado, sobre todo viviendo en un país tan endiabladamente mocho como lo es México. Sin embargo, después de mucho tratar de razonar con mis consanguíneos, me di cuenta que jamás se van a librar de su fe y esto no es porque sean estúpidos, sino porque no pueden afrontar el mundo y sus problemas por si mismos. 

A continuación enumeraré algunos de los argumentos más utilizados por los creyentes, para tratar desesperadamente de justificar sus creencias personales y como estos se relacionan con la irresponsabilidad y falta de caracter. 

1.- «Si no hubiera religión, todo el mundo haría su voluntad». 

Estas personas creen que el ser humano es incapaz de poner reglas para la convivencia basadas en el sentido común y necesitan forzosamente que un amigo imaginario se las imponga. 

Lo que no han visto es que las cárceles están repletos de creyentes de todas las fes imaginables y por si fuera poco algunos de los criminales más peligrosos, juran que su deidad personal les ordenó realizar sus actos delictivos. 

Por supuesto esta es una estupidez, puesto que la moral es mucho más antigua que las religiones, el contrato social ha sido la base para la cooperación y la convivencia de nuestra especie, pero el hecho de tener que revisar los conceptos de «bien y mal» por uno mismo y criticar sus fundamentos es una tarea difícil y va cargada de enorme responsabilidad, por lo que es más sencillo simplemente suscribirse a algo establecido, sin criticarlo. 

2,. «Si no tienes fe, no tienes nada»

Bueno, esa es otra tontería. La fe es creer en algo aunque no haya ninguna evidencia de ello. No implica razonamiento alguno y dicho de otra manera, es la esperanza de que nuestros anhelos se materialicen por si solos. Creer que todo va a mejorar, pero sin hacer nada al respecto no solo es estúpido, sino que es peligroso. 

Aqui lidiamos con la incapacidad del hombre de afrontar la realidad, de ver las cosas tal y como son y responsabilizarse de sus actos, por supuesto es más sencillo encomendarse al espíritu omnipotente inexistente, que tratar de solucionar las cosas por nosotros mismos. Puesto que rezar no cuesta nada y hacer algo, generalmente es mucho más difícil. 

3.- «Las personas religiosas son más felices que los ateos porque tienen a quien recurrir»

No hay nada que explique mejor este concepto que «la pluma mágica» de Dumbo. Este personaje creía obtener el poder de volar por sostener una pluma en su trompa, cuando la realidad es que podía hacerlo por su cuenta. Nuevamente hablamos de responsabilidad, es mucho más duro lidiar con los problemas del mundo, como la injusticia, la pobreza, las enfermedades, las catástrofes y otros males que simplemente cerrar los ojos y dejar que chuy, el carpintero con poderes, use su magia en beneficio del universo. No se cual grupo sea más feliz, jamás he revisado un estudio serio de este tema, pero yo veo que las cotorras de iglesia se las pasan preocupadas de cualquier tarugada que pase y luego luego se van a rezar, viven atormentadas suplicando que cosas malas no sucedan. A mi, a mi vale madres! 😀 

4.- «El universo es perfecto, alguien debió crearlo»

El universo es un lugar lleno de caos y explosiones, el 90% de nuestro propio planeta es inhabitable, la enorme mayoría de seres vivos que ha existido está extinta y la gente tiene el descaro de decir que todo es perfección. Por supuesto, leer, informarse, debatir y ser proactivo es muy difícil, cuesta mucho esfuerzo y claro, es preferible tragarse la idea de que «alguien superpoderoso creó todo» (aunque la pregunta de ¿y quién creó a este ser, o de dónde salió? jamás los incomode). Nuevamente se hace presente la irresponsabilidad. 

5.- «Los teólogos deben saber más que tu» 

Probablemente puedan recitar la biblia de memoria, pero dedicar tu vida a un libro escrito por judíos enojados en la edad de bronce, me parece desperdiciar el potencial humano. Y si, es muy probable que sepan mucho más del cristianismo que yo, y de como seducir niños! jajaja ok, ok, no todos los católicos son así, lo he de admitir. El problema es que no saben gran cosa de astronomía, historia, biología, paleontología, matemáticas, etc etc etc. Por supuesto, si crees que un solo libre contiene toda la absoluta verdad del universo, ¿para qué rayos debes estudiar más? Esta en particular me molesta, porque en gran general ningún religioso sabe como opera el mundo, solo se la pasan dando sermones o de misiones para adoctrinar nuevos creyentes.

Lo que si me gustaría es tomar un curso de administración con los obispos, vaya que saben llevar negocios rentables con mano de obra barata. Ahí si me gustaría aprender jeje. El punto es que es más difícil estudiar y aprender de distintas disciplinas que centrarte en lo que tu crees que es la verdad. 

6.- «A mi me consta que dios existe porque se le apareció a mi abuela antes de morir» 

No mamen! a mi me constaba que existía santa claus y el ratón de los dientes. Pero si algo de verdad me quitaba el sueño era el horrible monstruo debajo de la cama. Es muy bonito creer en pendejadas, todos lo hemos hecho (yo a veces sueño despierto en que me saco la lotería y tengo experiencias extra sensoriales de solo pensarlo). Las religiones están plagadas de milagritos, apariciones, charlas místicas y hasta hechos del otro sindicato como posesiones y exorcismos, todo explicado por la medicina, la psicología o la sociología, pero por supuesto que es más cómodo creer (y más fácil de explicar a los niños) que la abuela está en el cielo jugando con los angelitos y tomando nieve de vainilla que afrontar el horrible dolor de perder un ser querido para siempre. Esto es falta de carácter y valor. 

No son las únicas estupideces que me han dicho, pero si son las que suelen molestarme más, porque denotan el espíritu debilucho de las personas y la incapacidad de tomar las riendas de sus vidas. A ellas les funciona ponerse a orar todo el día encerradas como cotorras, mientras algunos estamos partiéndonos la madre en el mundo real para tratar de mejorarlo por medio de la eduación, la ciencia y el progreso. 

Amén

El uno del millón

8 Jul

Siempre estamos buscando a esa persona que sea «uno de entre un millón». No hablo solo de pareja romántica, también buscamos al revolucionario que cambie el mundo, el maestro que no siga las reglas y al héroe que nos de un cambio de paradigma. 

Uno de un millón suele ser visto como un verdadero hallazgo, como encontrarte un maletin de dinero fuera de tu casa o sacarte la lotería. Sin embargo la realidad no puede estar más malinterpretada. 

El mundo está lleno de estos «uno en un millón», de hecho más bien son «uno en mil». Esto por supuesto no hablando estadísticamente, pero esas personas «especiales» son mucho más comunes de lo que nos han hecho creer. 

El verdadero problema es que hace la sociedad con esta gente especial. Curiosamente están esperando al que les enseñe una realidad distinta y cada persona que se atreve a tratar de cambiar es tachada inmediatamente por la la misma sociedad misma que espera ser rescatada. 

Es increíble la fuerza constrictora que tiene la familia, el círculo de amistades y el resto de los humanos a con estas personas. Es tal su fuerza aplastante y sus ideas inmutables que la mayoría de estas personas «especiales» perece y no logra cristalizar sus sueños y aspiraciones. Probablemente se rendirá ante las palabras de sus padres de «me has desepcionado» o las de su jefe de trabajo «Aqui no hay lugar para ese tipo de pensamiento», o tal vez ante el «eso no es lo que quiere dios de ti» de boca de su ministro. 

Pareciera que aquel que quiere cambiar al mundo debe primero erradicar la estupidez, la intolerancia, la ignorancia y la terquedad de aquellos a quien estima. Es como darte cuenta que para evitar que una enfermedad se esparza, debes matar a todos los portadores y darte cuenta en el proceso que todas las personas que estimas están infectadas. 

¿A quién rayos acuden estos transformadores para validarse? ¿Quién rayos los apoya? ¿De donde demonios sacan su fuerza para hacerse escuchar en un mundo de ciegos y sordos? 

No creo en el destino, ni en seres imaginarios que rigen nuestras vidas con «eterna sabiduría», así que el cuento chino de que «todo pasa por una razón» no tiene cabida en esto. Yo solo quiero entender ¿por qué la sociedad destruye precisamente lo que está esperando? ¿Por qué demonios el camino de un transformador es tan extremadamente duro? Quiero pensar que el motivo es evolutivo y que solo los más aptos son dignos de ocupar el puesto de «salvador del mundo», aunque en el camino se queden cientos, o miles de personas con igual potencial pero menor determinación. 

 

¿Bueno, estúpido o solo anticuado?

27 May

Creo que está de más hacer la referencia de los oscuros tiempos financieros en los tenemos «la fortuna» de estar viviendo. No es una queja, es más bien dar pie a mi historia del día de hoy. 

Caminaba por la calle, cuando afuera de una casa me percaté de la existencia de un ser de luz y esperanza, tendido en el suelo y guiñándome un ojo. Se trataba ni más ni menos del mismísimo Nezahualcóyotl, en su forma más conocida por la gente como billete de 100 pesos mexicanos. 

Lo primero que experimenté fué un sentimiento de felicidad, seguido por una especie de sentimiento de justicia. Esto debido a que meses antes, perdí un billete de 100 pesos en la calle, afuera de una vidriera y en menos de 1 minuto ya había desaparecido (esto sin mencionar que era mi último billete y tuve que empeñar mis dólares «de la suerte» para poder llevarme mi mercancía). 

Obviamente sentí mucha felicidad, lo tomé del suelo y cuando estaba por meterlo a mi bolsillo, decidí voltear a los 4 puntos cardinales para ver si podía regresarlo a su dueño original. Quería quedármelos, pero no a costa de la pena de alguien más. 

Me percaté que en la cochera de la casa, estaba la típica «chacha» lavando una camioneta, la vi fíjamente y sonriendo le mostré el billete. Ella inmediatamente se avalanzó sobre mi y dijo «la señora», tomó el billete de mi mano y se alejó. Quiero suponer que lo que trató de decirme es «la señora acaba de entrar y ella debió tirarlo, ahora mismo voy a entregárselo, muchas gracias». Claro, esta conversación pasó solo en mi cabeza. 

Ahora me cuestiono si soy bueno, estúpido o mis tan preciados valores están fuera de tiempo. Por un lado mi razonamiento es el siguiente; 100 pesos no me van a hacer más rico ni más pobre, yo no trabajé por ellos y su dueño legítimo no soy yo. Por supuesto que lo que mi lado más oscuro me dice es que la chacha está ahorita comprándose una mansión, un yate y 50 caballos con ese dinero que «estúpidamente» le cedí con buena voluntad. 

Yo siempre he odiado a superman, porque lo tacho de negligente. El no puede matar a nadie, ni lastimarlos gravemente porque su moral de acero no se lo permite. Lo que causa que los villanos escapen una y otra vez causando muerte y destrucción a su paso. Sin embargo, me doy cuenta que también estoy delimitado y mutilado por mis valores, mismos que francamente, no se si ya estén pasados de moda. 

Cada que tengo un nuevo problema, es porque yo actúo según mis valores férreos, porque me niego a robar, a traicionar, a quedar mal. Mi honor, mi nombre y mi apellido son invaluables para mi, pero veo que para los demás esto no importa. Es decir, no todos se rigen bajo ese código y lo peor de todo es que mi forma de actuar me ha traído solo desventajas sociales, amigos interesados, oportunistas y lacra social. 

Al ser ateo, se que estos actos de bondad, se diluyen en el limbo de la sociedad. No creo en la retribución divina, ni en estupideces como el karma o «el universo». Lo peor de todo, es que el solo el hecho de compartir esta anécdota ya la devalúa socialmente, puesto que los actos nobles, deben permanecer anónimos y ocultos para tener validez. 

Francamente me siento muy turbado. ¿En realidad los actos de generosidad, bondad y honor valen la pena en este siglo?. ¿Qué gano yo, de qué me sirven?. Por el momento, al único que le importan estos actos es a mi mismo, pero no se por qué. No se si estoy condicionado por mi cuna, no se si estoy amaestrado o condicionado y definitivamente no se si es correcto que siga siendo tan inamovible, puesto que jamás he disfrutado de los frutos de esa semilla plantada tantos años atrás. 

¿Qué debo hacer? ¿Qué de bueno tiene ser bueno en un mundo oportunista? ¿Qué beneficio obtengo yo de este protocolo social tan enterregado y olvidado? ¿Acaso me debo modernizar, dejar lo que creo que es bueno y actualizar mis valores a la versión 2013?. 

Siempre he estado obsesionado con cambiar al mundo, pero a como veo las cosas mi voz no se escucha, necesito una posición alta para que pueda ser una figura de influencia, porque desde las sombras, mis actos bondad y generosidad se pierden en el vasto vacío del anonimato y de la insignificancia. 

Mi pequeña empresa

15 May

Hacía el año 1982 mi pequeña empresa fué fundada. Los accionistas para dar vida a este proyecto fueron una empresa de productos y servicios médicos y otra de productos y servicios para el hogar. Lo sé, al parecer nada en común, pero decidieron poner sus valiosos fondos en mi pequeña empresa. 

Lo más curioso del caso es que los accionistas pusieron su dinero y tiempo en una empresa que no tenía giro. Lo único que pudieron observar es que tenía un área de recursos humanos sumamente bien estructurada, así como un departamento de creatividad muy bien instalado y listo para operar. 

Los accionistas decidieron comenzar por lo básico, en vez de abalanzarse sobre decidir el giro de la empresa y como esta daría dividendos, se dedicaron a dar capacitación de calidad a todo el personal que ya trabajaba. Qué locura! ofrecer capacitación a los empleados de una empresa si ni siquiera saben a que se va a dedicar. Sin embargo los accionistas estaban en lo correcto. 

A mi pequeña empresa se le otorgó una marca familiar, ya saben como Kellog’s que tiene muchos productos, pero todos unidos bajo la misma marca. Esto para demostrar que mi pequeña empresa era parte de un corporativo exitoso, el cual ya tenía otras 2 empresas funcionales. 

Durante los primeros 5 años de operaciones, mi pequeña empresa creció sólidamente, aunque lo único que hacían los empleados era capacitarse continuamente, sin rendir dividendos. Por supuesto que estos años estuvieron auspiciados totalmente por los accionistas. Digamos que el plan estratégico proyectaba ganancias a largo plazo. 

Después de ese primer período, mi pequeña empresa comenzó a hacer pequeñas incursiones de negocios con otras empresas. En mercadotecnia se le llama join venture, es cuando 2 empresas tienen una relación de mutua ayuda, para lograr un objetivo en común. Qué emocionado estaba de ver que mi empresa comenzaba a crecer su network!, o red de negocios como también se le conoce, ya que es esencial para el desarrollo de la misma. 

Todo cambió a los 8 años de operación, la empresa de medicina se vió en bancarrota y tuvo que cerrar sus puertas. Fue un momento muy difícil, de la nada mi pequeña empresa perdió el 50% de sus inversiones, lo cual hizo que bajara el valor de sus acciones en el mercado. Sin embargo, la empresa doméstica estaba bien establecida y logró poder financiar mi pequeña empresa por un tiempo más. 

Los años pasaron, y aunque los planes de negocio no contemplaban la quiebra de uno de los accionistas y fundadores, mi pequeña empresa se las arregló para salir adelante. La continua capacitación siempre se mantuvo, así mismo se integraron proyectos nuevos de join venture y se terminaron otros. Según tengo entendido, así son los negocios. Incluso, mi pequeña empresa se fusionó con otras empresas similares, algo en el ramo de la cosmética creo, pero esas fusiones nunca duraron por mucho tiempo. Aunque la alegría del personal ante cada fusión era sorprendente!. 

Pasaron 24 años de capacitación y mi empresa por fin terminó la capacitación, o al menos eso pensaba yo. Con tantos años, mi empresa figuraba entre el 5% de las empresas con este nivel de preparación y por fin sabía el ramo al que dedicarse para ser rentable: servicios de mercadotecnia, aunque finalmente opté por encaminarla a la fabricación de productos. 

El año entrante, veo con tristeza que el accionista que quedaba se declaró en peligro de bancarrota. Qué mala suerte! apenas comenzaba a ser rentable y ahora el otro accionista está en riesgo. No hubo gran problema, cambié el enfoque de rentabilidad de mi pequeña empresa para ayudar a mi accionista, que aunque teníamos modos muy distintos de entender rentabilidad, al fin y al cabo estaba en deuda. 

Esto no fué visto con buenos ojos con muchas de las empresas que estaba asociado, decían que debía enfocarme más en mi rentabilidad que en tratar de salvar una empresa que no tenía remedio. Bueno, no fueron las exactas palabras que usaron sus directivos, pero sus acciones para mi, dejaron muy claras sus motivaciones. 

Fueron años de una dura crisis, una empresa apenas rentable, tratando de salvar lo insalvable, perdiendo contratos y generando conflictos con las empresas fraternas (las cuales también trataban de salvar a su empresa fundadora con todo sus recursos). 

Al final después de 4 años, no pude salvar a mi accionista de la quiebra, al parecer las empresas tienen una vida limitada y cuando llega el momento, nada puede hacerse. Es aqui donde comienza la gran crisis de mi pequeña empresa, con pocos contratos, sin fusion y con baja moral de todos los empleados. Día con día, una renuncia, pérdidas de contratos y la rentabilidad por los suelos. 

Decidí seguir el curso que bien conocía, seguir con la capacitación al tiempo que generaba una fusión con una empresa de servicios de psicología, esta vez pensando en el largo plazo.

Hoy por hoy, mi pequeña empresa es parte del 2% de las empresas del país con este nivel de capacitación, un gran logro!, sin embargo el ambiente laboral en mi pequeña empresa, no es tan bueno. 

Actualmente me cuestiono muchas cosas, las prácticas poco éticas de otros negocios, el ambiente de incertidumbre, la pérdida de tantos contratos, la baja rentabilidad, la moral de los empleados, y la indiferencia de las grandes empresas que no se dignan a voltearme a ver. 

Si soy franco, quisiera declararme en bancarrota hoy, cerrar las puertas de la empresa y repartir mis activos entre las pocas empresas con las que tengo contratos. El deseo es muy grande, pero no puedo hacerlo. Es una falta de respeto para los accionistas que pusieron tanto dinero y esfuerzo en mi pequeña empresa. Ellos creyeron que algún día sería sumamente rentable y aunque esas empresas ya no existen, mi personal está capacitado por ellos, incluso tengo trabajando conmigo a algunos empleados que solían laborar en esas grandes empresas. 

Es agridulce darme cuenta de la situación actual de mi empresa, me pesa que la crisis haya diezmado tanto mis operaciones, me pesa no haber sido un mejor director con todo y que tenía tanta capacitación y me pesa no tener los índices de rentabilidad que quisiera. Sin embargo no se puede vivir del pasado, hay que ver donde invertir en el presente, tener cuidado con las empresas con las que me asocie y tratar de pensar en mi marca familiar, esa es la que me da fuerza ya que tengo la responsabilidad de dejar bien en alto la marca, puesto que es un legado. 

No busco consejos administrativos, financieros o de manejo de personal, solo quiero contar mi historia y ser sincero, tal vez en el proceso ayude a otras empresas que estén pasando por algo similar. Tal vez cuando vea estas memorias en el futuro y lo platique a mis empleados, todos reiremos de los tiempos en que pensábamos cerrar justo antes de la temporada de bonanza. 

Miguel Barragán C.E.O.